Se están cumpliendo setenta años desde que en Mahón se inició y se ha mantenido sin cesar el precioso don de que durante todo el día sea adorado sin interrupción y solemnemente expuesto el santísimo Sacramento.
Es decir, el inefable misterio de la presencia eucarística de Jesucristo tal como la fe cristiana lo proclama e intenta agradecer suscitando esta luminosa cercanía de Dios con nosotros, que san Juan de la Cruz expresaba con la íntima y exquisita belleza de la fe cristiana y a través de sus admirables versos. Considerando él la maravilla de esta presencia eucarística, no duda en exclamar: «Su claridad nunca es oscurecida / y sé que toda luz de ella es venida / aunque es de noche. […] El corriente que nace de esta fuente, / bien sé que es tan capaz y omnipotente, / aunque es de moche. […] Aquesta eterna fonte está escondida / en este vivo pan por darnos vida / aunque es de noche. Aquesta viva fonte que deseo / en esta pan de vida yo la veo / aunque es de noche».
Estas expresiones de la excelsa doctrina que con esclarecida belleza nos sugiere este preclaro místico español, a la vez que menciona que la noche de la fe es luminosa, y así como también se refiere al pan, al agua y al vino, materias sacramentales que conducen a Aquel que proclamó: Yo soy el camino la verdad y la vida ( Jn 14,6). Con razón nos dice Menéndez y Pelayo que este santo nacido en pobre familia y que siempre se gozó de su humilde condición y se mostró despegado de todo anhelo de figurar, y añade dicho famoso escritor: «la materia de sus canciones es toda de la más profunda teología mística». Por otra parte san Francisco de Asís, tan amante de la pobreza y sencillez de sus conventos, advirtió a sus hermanos religiosos que procuraran guardar «en un lugar precioso» la reserva eucarística.
En cuanto a la exposición continua del Santísimo en la ciudad de Mahón cabe recordar que se inició el domingo 17 de octubre de 1954 con una muy destacable solemnidad y emotiva participación de los fieles católicos mahoneses. A las 10 de la mañana entraba en la iglesia del monasterio el obispo de Menorca Bartolomé Pascual para celebrar solemne misa pontifical. Le acompañaban varios sacerdotes del cabildo catedralicio de Menorca que se desplazaron desde Ciutadella y otros presbíteros de Mahón que pudieron dejar en aquella hora sus lugares de culto, ya que eran muy numerosas las misas dominicales que se celebraban en las mañanas de los días festivos. La facultad pontificia para la dicha exposición eucarística fue concedida por el papa Pío XII y confiada su institución y sus circunstancias al obispo de Menorca.
Teniendo en cuenta que aquel año de 1954 había sido declarado por el Papa como «Año Mariano, por razón del centenario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, y teniendo en cuenta la titularidad de este monasterio de Concepcionistas, se terminó la celebración con el canto del Magnificat y con la lectura de la Consagración de la Ciudad de Mahón al Inmaculado Corazón de María.
Muy expresiva del íntimo gozo espiritual que se deriva de la presencia real de Jesús en la Eucaristía. resulta una estrofa que Tirso de Molina dejó escrita en su obra poética titulada: El Colmenero divino, y que dice así: «Sólo en esta miel espero, / por ser deleitoso abismo; / miel que es pan, / pan que es Dios mismo, / miel sabrosa de romero…».
Actualmente la exposición diaria del Santísimo en la iglesia de las Concepcionistas se mantiene desde las 9.30 hasta las 21 horas.
Guillermo Pons