CUIDADORES DE ENFERMOS, ÁNGELES DE LA GUARDA

Hoy quiero hablarles del papel que representan los cuidadores/as de nuestros enfermos y ancianos. Me refiero a todas aquellas personas que salen de sus casas muy temprano por la mañana para dirigirse al hogar de aquellas personas que atienden durante todo el día. Y también me refiero a quienes les cuidan durante la noche y a los cuidadores/as internos.

Hoy concretamente os quiero hablar de María del Carmen Pérez, de nacionalidad colombiana. Ella salió de su país para poder trabajar y ganar en calidad de vida, dejando a su familia en Colombia. Ella pasa el día con María, ve en ella una madre y se ha encariñado mucho con ella. Nos dice que “María, me lo ha puesto fácil, se deja ayudar, tiene muy buen carácter, es muy alegre”. Durante el confinamiento pasaron días tristes, pensando que sería así para siempre, pero nunca “perdimos la esperanza”.

María es muy religiosa y nos dice que nunca ha dejado sus oraciones. Viene Sor Josefa a darle la comunión y en nombre de la parroquia nos llamaban  semanalmente para no perder el contacto y saber cómo nos encontrábamos ambas. María tiene una gran familia que no la dejan sola, por eso dice Mari Carmen: “No me encuentro sola, estoy protegida y ayudada por la familia”. Como veis, se repiten muchas palabras consoladoras: alegría, esperanza, empatía, cariño, protección, ayuda, comunicación, oración. Sólo en un momento encontramos la palabra tristeza, que es absorbida por el resto de palabras.

Pensemos en la parábola del buen samaritano y reconozcamos la labor de tantas personas que le imitan ayudando a las personas necesitadas. No nos quedemos sentados en casa sin pensar qué le pasa al vecino. Mantengamos una actitud emocional, afectiva, que hemos de potenciar en nosotros, para poder compartir con aquellos que nos necesitan.

Maria Rosa Comella Anglada. Directora del Secretariado Diocesano de Pastoral de la Salud