La pandemia del coronavirus ha irrumpido de repente en nuestras vidas, produciendo miles de muertos y mucho dolor, además de suponer una larga temporada de confinamiento. Pero a todos nos preocupa lo que pasará en el futuro, una vez que regresemos a la “nueva normalidad”, porque este tiempo de paralización de la economía unido a la previsión de un verano con una mínima actividad turística traerá consigo un aumento grande de las bolsas de paro y, por consiguiente, de las familias que padecerán exclusión social. Esta realidad ya se está notando en nuestras Cáritas tanto diocesana como parroquiales. Hay personas afectadas por un ERTE o que no han sido contratados al no haberse iniciado la temporada turística, que no disponían de reservas económicas (porque la crisis del 2008 ya les dejó muy tocados) y que ahora se ven forzadas a acudir a los servicios sociales buscando ayuda para cubrir sus necesidades básicas.
Una de las causas de la pobreza de muchas familias está en los altos alquileres que tienen que pagar, en una isla dedicada en gran parte al turismo. El informe Foessa de Baleares ya incidía en que estos alquileres tan elevados eran una de las causas de la desigualdad y de las dinámicas de exclusión social en nuestras islas. El informe calculaba que en Baleares 85.000 personas vivían con la incertidumbre de quedarse sin hogar y que 120.000 vivían en viviendas inadecuadas. De hecho, en las últimas semanas han comenzado a venir a nuestras parroquias y a Cáritas personas pidiendo ayuda para hacer frente a los gastos de vivienda o de suministros básicos.
Por esta razón, pensamos desde la Diócesis poner en marcha un FONDO DE SOLIDARIDAD POSTCOVID-19, al que aportamos, realizando un esfuerzo, una cantidad inicial de 100.000 €. El objetivo de este Fondo será ayudar a pagar los gastos de vivienda y las facturas de luz y agua a aquellas personas y familias en riesgo de exclusión social, sin ingresos o que no disponen de recursos suficientes, o que han sido gravemente afectadas por la situación económica causada por el COVID-19. Es una pequeña acción con la que se pretenden paliar las dramáticas consecuencias económicas provocadas por la crisis sanitaria que estamos viviendo. Este fondo será gestionado por Cáritas diocesana, que cuenta con experiencia y con técnicos acreditados que cuidarán que se realice un reparto equitativo de las ayudas.
Esperamos que otras personas y entidades se sumen a esta iniciativa. Hemos invitado a los sacerdotes, religiosos y a nuestras cofradías y asociaciones de fieles a unirse a este gesto, realizando aportaciones al fondo. Y lo ofrecemos también para que cualquier persona, entidad civil o empresa pueda contribuir al mismo.
La crisis que se avecina puede ser muy grave. No podemos dar la espalda a las personas que se quedan al margen de la sociedad ni mirar para otro lado. Si algo hemos aprendido de esta pandemia es que nadie puede salvarse solo, que todos nos necesitamos unos a otros. Por eso, crecer en solidaridad nos hace más humanos. Entre todos tendremos que incrementar los cauces que ayuden a paliar las consecuencias de esta dolorosa situación, porque una sociedad progresa de verdad cuando escucha el grito de los más vulnerables.
+ Francesc Conesa Ferrer, bisbe de Menorca