Campaña contra el hambre 2019. Reflexión del Sr. Obispo Francisco Conesa

UN FUTURO SIN HAMBRE

La cultura que nos rodea favorece la insensibilidad ante el dolor de los demás. Las sociedades del bienestar en que vivimos, nos incitan a preocuparnos por nosotros mismos y cuidar de nuestros intereses, pero nos vuelven insensibles ante el sufrimiento del prójimo. Si realmente pensáramos en todas las personas que habitan nuestro mismo mundo y que pasan hambre, no podríamos mantener un estilo de vida caracterizado por el despilfarro y el descarte.

“Manos Unidas” hace bien en recordarnos cada año que hay 821 millones de personas que no tienen nada que echarse a la boca (una de cada nueve). Desde hace 60 años, sus campañas han buscado despertar la conciencia de la sociedad española e impulsar actitudes, acciones y decisiones que permitan transformar este mundo, en el que hay tanta desigualdad, en un mundo basado en la igual dignidad de las personas. Los datos que nos ofrecen son escalofriantes: cada día mueren en el mundo unas 25.000 personas por causas relacionadas con el hambre. Son datos duros que reclaman una reacción por nuestra parte.

La Iglesia tiene la convicción de que los bienes de la tierra están destinados a todos los hombres. La pobreza y el hambre no forman parte del plan de Dios, ni son tampoco una fatalidad, sino que se deben a la injusta distribución de los bienes. El egoísmo y la avaricia nos han conducido a un mundo que está montado sobre interese políticos y económicos, en lugar de estar asentado sobre la dignidad inviolable de cada persona.

Nosotros creemos que no es una utopía trabajar por un mundo más justo y que está en nuestra mano hacerlo. Para eso hemos de tomar en serio lo que está pasando en nuestro mundo, el sufrimiento de tantas personas, y pensar qué es lo que cada uno podemos aportar. El Papa Francisco, en un mensaje muy claro al Director de la FAO, le decía que ya está bien de declaraciones solemnes y de compromisos que no se llevan a cabo. El hambre y la malnutrición de tantas personas nos exige pasar a la acción: “podemos soñar con un futuro sin hambre, pero sólo es legítimo si nos empeñamos en procesos tangibles, en relaciones vitales, planes operativos y compromisos reales” (16-10-2018).

Con sus proyectos, Manos Unidas pretende garantizar el “derecho al desarrollo” de las personas y los pueblos. Por eso, junto a proyectos de atención a las personas que carecen de alimentos suficientes, desarrolla también proyectos agrícolas, educativos, de salud y de promoción de la mujer, porque todas estas cosas están en el trasfondo del hambre. Para combatir el hambre no bastan acciones reactivas sino que hay que desarrollar enfoques proactivos, atacando las causas del hambre y la pobreza: la extrema desigualdad, la mala distribución de los recursos del planeta, los conflictos sangrientos o el analfabetismo. Esto es lo que intenta Manos Unidas con sus programas y proyectos de desarrollo. Colaborar con ellos es una buena manera de contribuir a forjar un futuro sin hambre.

+ Francesc Conesa Ferrer

Obispo de Menorca