Este domingo 19 de junio es la solemnidad del Corpus Christi, un día señalado para contemplar y gozar el misterio de Dios, que en Cristo se queda con nosotros, se nos da como alimento de vida eterna y nos invita a que nosotros seamos también pan y vino para los demás.
El Corpus es el día de la Eucaristía y el día de la Caridad. Dos caras de la misma realidad: el amor de Dios sin límites que se entrega a sí mismo a todos nosotros, sobre todo a los más necesitados. La solemnidad del Corpus Christi, memorial de encuentro y entrega de Cristo, expresa la profunda e inseparable unidad entre la fe y la vida; la unidad entre la Eucaristía y la caridad.
El lema de Cáritas Española, que da título a este artículo, lo situamos en el marco de la celebración del 75 aniversario de la institución… 75 años que evidencian la realidad incuestionable del muchísimo tiempo de compromiso en la lucha contra la pobreza, y la apuesta por la promoción y desarrollo integral de tantísimos excluidos… ¡Enhorabuena Cáritas por la historia de amor y servicio en España y en tantas partes del mundo a tantas personas! ¡Gracias a vosotros, voluntarios, donantes y trabajadores que lo habéis hecho posible!
Nadie cuestiona el prestigio de Cáritas y todos reconocemos su transparencia, consecuencia, sin duda, de que sus objetivos van más allá de la solidaridad, pues en su entraña más profunda, en su ADN se encuentra el Charitas Christ urget nos (2Cor, 15, 14), el deseo de San Pablo que reúne a los cristianos en un solo corazón para buscar y cumplir la voluntad de Dios.
Y es la tarea de Caritas, pero, sobre todo, es envío, es Misión… Una misión que no termina… sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor con las pobrezas de siempre que nos circundan y las nuevas pobrezas que nos sobrevienen. Su acción es, y va a ser cada vez más necesaria, en el contexto que nos toca vivir de inequidad y desigualdad social, la inflación por los precios desorbitados de las fuentes de energía, la guerra de Ucrania, etc.
Y la labor de Cáritas tiene su concreción más evidente en las diversas personas que trabajan y colaboran en las Cáritas parroquiales de nuestra isla y en Cáritas diocesana, que, en Menorca, como en otros tantos lugares, acompañan los procesos vitales de mucha gente, solucionando todas las carencias que pueden, aliviando, en la medida de lo posible, muchos sufrimientos, defendiendo los derechos y la dignidad de los más vulnerables, con una forma de estar junto a estos que nace de tomarse en serio el cristianismo.
Este día, pues, del Corpus Christi estamos llamados a disponer nuestra mente y nuestro corazón al significado profundo de esta solemnidad, reviviendo en lo concreto de nuestra existencia la entrega de Cristo, que nos dirige a lo fundamental en nuestra vida y misión como cristianos: la Sagrada Eucaristía y la Caridad cristiana que nace de su entraña.
Gerardo Villalonga Hellín, Administrador diocesano.